Es imposible trazar la historia de la escultura en México sin mencionar a Ángela Gurría (Ciudad de México, 1929), la primera mujer en ingresar a la Academia de las Artes, y quien en más de 60 años de trayectoria artística ha construido un lenguaje propio a través del metal, la piedra y la madera, materiales con que da forma tanto a obras monumentales como piezas íntimas.
La galería Proyectos Monclova presenta una exposición que revisa la producción de Gurría entre la década de los 70 y 2000, con la intención de atraer la mirada de los espectadores y coleccionistas hacia la obra de quien en 2013 ganó el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes.
A la artista de 92 años de edad, no le gusta ser el centro de atención ni hablar de su propia obra, al menos así lo confiesa en entrevista vía correo electrónico, donde afirma que nunca ha sido partidaria de referirse a su trabajo y más bien centra su mente en la manipulación de los materiales.
“Toda mi labor artística ha tenido sus momentos memorables y algunos que fueron experiencias no muy gratas. La producción de obra individual, elaborar los bocetos, buscar las alternativas hasta tener la idea definida y la posterior elaboración de la obra es muy gratificante”, afirma quien inició en la escultura en la infancia y a los 20 años comenzó a trabajar en el taller de Germán Cueto.
De los momentos más memorables de su producción, Gurría recuerda la obra monumental en Tenayuca titulada Homenaje al trabajador del drenaje profundo que fue "enorme una vez que se aprobó el proyecto final, toda la logística para la colocación de las cinco columnas con sus remates de tubos de drenaje, ver las grúas y a más de cien trabajadores colaborando para un fin común, es un momento que te marca para siempre”.
Si bien se considera a Gurría como una artista que abrió camino en el arte para las mujeres, ella recuerda a Geles Cabrera como la pionera en la escultura. “En cuanto a abrir camino, Geles Cabrera fue la primera escultora en exhibir públicamente su obra. Tengo una gran admiración por ella y nos une una larga amistad. Yo tuve mucha suerte en poder romper con ciertas barreras que pudieron haber limitado o incluso haberme hecho renunciar a mi vida como artista.
“No me veo como la única en lograrlo. Ya desde el siglo XIX, sobre todo en el campo de la pintura, ha habido artistas que han desarrollado su labor en condiciones más difíciles. Afortunadamente ahora hay una corriente muy importante de artistas mujeres con trabajos estupendos”, asegura.
Polina Stroganova, directora de la galería, detalló que el lenguaje de Gurría depende del material y formato en que trabaje. En el metal aborda la línea y en la piedra desarrolla el volumen, y en tanto en las obras urbanas establece un entorno monumental, en las esculturas de mediano y pequeño formato apuesta por el diálogo directo e íntimo con el espectador.
“Ángela trabajó en diferentes series, algunas más figurativas y otras más abstractas y ahora lo que queremos enfocar es en su parte sintética, más abstracta. Tiene una gran serie de trabajo relacionado a la naturaleza, es sumamente orgánico en el sentido de que ella misma dice que a partir del material que usa; en la exposición nos enfocamos en piedras, madera y algunas piezas de metal”, detalló de la muestra que permanecerá hasta el 21 de agosto.
La exposición incluye esculturas icónicas como las diversas interpretaciones de los cactus en la serie Homenaje al Desierto, y también ¡Ya basta!, una pieza de 1993 que representa a un niño cubierto con la piel de un desollado a la usanza de los rituales sacerdotales mexicas de sacrificio humano, entre otras producidas durante la segunda mitad del siglo XX.
“En cuanto a temas, están los más significativos, relativos a la naturaleza y al movimiento social de Chiapas. Me parece que en toda la obra se observan piezas más comprometidas con los temas que me interesaban o preocupaban en ese momento”, concluyó la artista.