Columna Politíca Por:
Tijuano El Fulano
(Primera Parte)
Unos policías que resguardaban el estacionamiento subterráneo del elevador principal de palacio municipal, dicen que lo vieron subir a la oficina de presidencia con su uniforme todo ensangrentado y los ojos fulgurantes como de una pantera.
A Jorge Ramos, en ese entonces recién estrenado como alcalde, el Teniente Coronel Julián Leyzaola, llegó apresurado a rendirle un parte del fiero amotinamiento en la penitenciaria del estado, donde hubo decenas de reos muertos y desaparecidos, otros dicen que un centenar.
Las botas de Leyzaola, dejaron huellas hemáticas desde que bajó de una unidad táctica, al caminar unos metros para subirse al elevador y en el mismo ascensor, Jorge Ramos con una mirada de frialdad, dicen que no se inmutó tras el encuentro, al contrario lo felicitó y lejos de saber el estado de las familias y los reos le espetó: “Eso lo podemos canalizar en los medios”.
“Mira Teniente, tú fuiste el que apaciguó el motín, nosotros, lo hicimos, el Ayuntamiento puso el ejemplo. Imagínate como nos van a ver, eso se tiene que dar a conocer”, le comentó Ramos.
Mientras el Teniente movía la cabeza y apretaba sus mandíbulas ante las palabras del alcalde panista, afuera en la penitenciaría era un estado de guerra: “¿Dónde está mi hijo?, ¿Quién lo mató?, ¡!nadie da la cara!!, ¡!díganos que pasa!!, las sirenas de ambulancias y patrullas envenenaban el ambiente, las estaciones de radio y televisión con enlaces en vivo transmitían los hechos, todo era un caos”.
Este acontecimiento trágico que marcó la vida de los tijuanenses y más a las familias de los reos que perdieron la vida, forma un pasaje más de lo que se dice del Teniente Coronel.
En el periodo de José Guadalupe Osuna Millán, como Gobernador del Estado de Acción Nacional, nunca existió información de cuantos muertos hubo, hay familias que aun reclaman a sus muertos.
El problema de la penitenciaría de por sí era ya una bomba de tiempo que tenía que estallar: Carracas de lujo, “maicerones” que controlaban todo, fiestas, drogas, prostitución en medio una Mama Antonia, que cohabitaba en este infierno.