Hank ya terminó de lamerse sus heridas: Está de regreso
Columna Política:
Tijuana el Fulano
Tijuana.- Como un animal que se guardó por años lamiéndose sus heridas pero de las cuales ha sanado, regresa a la arena política a quemar sus naves por la Gubernatura de Baja California como precandidato.
Cual león al que sus “lionas” lo han atendido bien, luce robusto, con la mirada serena, aguantando críticas y estiércol de sus adversarios políticos, comenzando por Jaime Bonilla, actual gobernador.
El ex alcalde de Tijuana: Amado, temido y odiado, por unos y los otros, se sabe que sus triunfos y derrotas, los dirime, con tragos de una botella en forma de pene con restos de cascabel demonizada.
El dueño del Hipódromo que vendió la mayor parte de sus acciones de Caliente a empresarios usureros españoles, ya empezó su campaña, sendos espectaculares en las entradas de cada municipio, reflejan una silueta con intencionalidad política.
Qué no está en sus mejores tiempos, que Tijuana fue un desastre cuando la gobernó, que sí le puede ganar a Marina porque a ella la conocen solo en Mexicali, que si levanta desde el principio nadie lo bajará, que si gana, Bonilla saldrá corriendo al gabacho.
En fin, se hacen tantas conjeturas sobre su persona, que desde el principio de su anuncio a la gubernatura por el mocho partido de Hugo Erick, que profesa falsos valores de la familia (PES), todos los días, todos los días se enjuagan las bocas con su nombre.
En este proceso electoral, se enfrenta a una marca llamada Morena, a un ex alcalde de Tijuana “El Tocayito” a quien en 2004, pulverizó y ridiculizó –Jorge Ramos-, quien ahora viene a ser comparsa de la operación política de Carlos Torres, para favorecer a su señora candidata Marina del Pilar.
Se enfrentará a un iracundo Gobernador del Estado y a una camada política vario pinta, unos con experiencia y otros en la papanatería, a sus enemigos de siempre que lo traicionaron, Fernando Castro Trenti, sin embargo cual fiera que ronda los aposentos del hipódromo, tiene su mirada fija en la presa mayor que es tomar el poder en los 345 mil 360 kilómetros cuadrados de superficie de la Baja California.