La que agarró el “toro por los cuernos” para el desalojo pacífico de los migrantes en la zona de “El Chaparral” fue la alcaldesa Monserrat Caballero.
Desde su llegada al gobierno, sentenció que buscaría soluciones más dignas para las familias que ahí se encontraban y en la madrugada del pasado domingo lo hizo.
Inmediatamente, no faltó quien se quisiera colgar de esta “medalla”, como fue el caso del Secretario General de Gobierno, Catalino Zavala, pero fue demasiado tarde.
Monserrat Caballero, arriesgo mucho, pero acertó, el tema de los migrantes es muy sensible, se trata del respeto a los derechos humanos y de gente que busca mejores oportunidades de vida.
Desde que la alcaldesa también migrante oaxaqueña llegada a esta ciudad fronteriza, colocó el cerco perimetral y mejoró controles de acceso en “El Chaparral”, hubo quien prendió veladoras para que la crucificaran.
Pero no fue así, al contrario, se llevó las palmas porque había niños y mujeres embarazadas en la zona, sumado a que se trataba en esencia en un asunto de salud y seguridad y las acciones de la Guardia Nacional, fueron realizadas con respeto.
En los días subsiguientes más migrantes aceptaban irse a albergues o regresarse a sus tierras ante una oportunidad de asilo muy lejana para ellos, ya para el día del desalojo, había cerca de 300 personas y no más de mil como al principio.
La alcaldesa de Tijuana, sigue demostrando que no “le tiemblan las corvas” como sí fue el caso de los fallidos ex alcaldes de Tijuana Arturo González Cruz y su suplente Karla Ruiz.
Con el desalojo ganan los migrantes porque se van a un lugar más seguro alejados de la intemperie y los vándalos, se recuperará el comercio de la zona y seguramente en un par de días se abrirá el acceso fronterizo de “El Chaparral”.
En tanto otros se quedaron viendo las acciones “como el chinito” y no les quedó otra más que sumarse y si tenían ganas de que Monserrat Caballero, fuera acusada de antinmigrante o represora, eso no sucedió.